ANTE LA INJUSTICIA, LA PROTESTA. Porque hay momentos en los que callar se vuelve una culpa y hablar se vuelve un deber, un deber ciudadano, un desafío moral, un imperativo del que no es posible escapar, a expensas de que te hagas cómplice de hechos y situaciones, que son contrarios a derecho, justicia y moral. No tengo afiliación política alguna, por eso expreso mi opinión ante lo que considero injusto, amoral y contrario a derecho. A lo largo de estas páginas, a modo de crónica, podrás ver la anatomía e idiosincrasia de fenómenos políticos y sociales del país, que evidencian un sistema que aún brillando, alberga degradación, podredumbre y repugnancia en su interior.

 

2025                                        

LA OPINIÓN Y EL ANÁLISIS


 

 

El Pueblo no debe ser solo para el verano. Tiene que tener vida también en invierno

Llevo viniendo a Arrabalde toda mi vida. Aquí tengo mis raíces, mis recuerdos, mis amigos. Este pueblo no es solo un lugar en el mapa: es una parte de mí. Pero cada verano, cuando regresan los veraneantes, me duele comprobar cómo el pueblo se va quedando más solo. Cómo se vacían los bares, cómo cuesta encontrar a alguien joven por la calle, cómo las casas se apagan poco a poco.

Dispongo de una casa humilde, pero cómoda y bien equipada, donde disfruto de los meses estivales. Sin embargo, la soledad del invierno pesa. Cruzar el pueblo a mediodía y no ver a una sola persona impresiona. Y muchas de esas cosas buenas que siempre se asocian a la vida rural —la tranquilidad, la conexión con la naturaleza, la calidad de vida— pierden su sentido cuando no hay comunidad. No lo digo con reproche, sino con tristeza… y con ganas de cambiarlo. Porque Arrabalde es un pueblo especial y merece más. Merece más vida, merece ilusión, merece oportunidades.

Y quiero aportar mi granito de arena para que eso sea posible. No hablo desde una plataforma política ni desde ideologías. Hablo desde el cariño por mi pueblo, de lo que fue y de lo que todavía puede ser. Porque aquí hay mucho que cuidar: nuestras tradiciones, nuestras fiestas, nuestra gente mayor que tanto ha dado, y esas casas que aún podrían volver a llenarse de niños.

Pero nada de eso ocurrirá si no hay compromiso. Si no escuchamos a los vecinos, si no compartimos ideas, si no actuamos juntos. Arrabalde puede tener futuro, pero solo si lo construimos entre todos. Por eso he decidido dar un paso adelante y presentar mi candidatura a la Alcaldía para las elecciones municipales de 2027. No lo hago por ambición personal, sino por convicción. Por amor al pueblo. Quiero hacer todo lo posible para que Arrabalde siga teniendo vida más allá del verano.

No traigo reproches, sino gratitud. Agradezco la labor de todos los alcaldes que han pasado por el consistorio; todos, sin excepción, han hecho algo bueno por el pueblo. Pero creo que ha llegado el momento de dar un nuevo impulso. De volver a encender la vida que poco a poco se apaga cuando los que vienen de fuera regresan a sus ciudades.

Y no hacen falta milagros para lograrlo. Basta con trabajo, cercanía, unión y compromiso. Basta con no rendirse ante la primera dificultad. Con unos pocos decididos, podemos cambiar la perspectiva y devolverle la esperanza a Arrabalde.No se trata de revivir el pueblo una semana al año con fiestas o actividades puntuales, sino de construir algo duradero, auténtico y pragmático. Un modelo que dé vida durante todo el año, no solo en verano.

Porque cuando un pueblo tiene vida en invierno… entonces sí, está realmente vivo.