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ANTE LA INJUSTICIA, LA PROTESTA. Porque hay momentos en los que callar se vuelve una culpa y hablar se vuelve
un deber, un deber ciudadano, un desafío moral, un imperativo del que no es
posible escapar, a expensas de que te hagas cómplice de hechos y
situaciones, que son contrarios a derecho, justicia y moral. No tengo
afiliación política alguna, por eso expreso mi opinión ante lo que considero
injusto, amoral y contrario a derecho.
2024
Martes 31 de Diciembre
Digamos
que el
sistema de pensiones en España ha sido un pilar fundamental del estado
de bienestar, garantizando una fuente de ingresos a millones de
jubilados. Sin embargo, el aumento del número de pensionistas, el
despilfarro de la administración pública, el excesivo número de
políticos y funcionarios, y otros factores demográficos y económicos han
planteado serias preguntas sobre su sostenibilidad a largo plazo. Tal
como está ahora mismo organizado es insostenible, pero tiene solución,
si se acometen las medidas y proyectos pertinentes, que cualquier
político de Estado debiera hacer ya, antes que la bomba nos estalle en
plena cara.
Y las causas de la problemática del futuro de las pensiones son diversas
y concluyentes:
El sistema de pensiones en España se basa en un modelo de reparto, donde
las contribuciones de los trabajadores activos financian las pensiones
de los jubilados. Con menos trabajadores y más jubilados, la presión
sobre este sistema es cada vez mayor. Sin embargo en los últimos años,
derrochado ya el fondo de pensiones que llego a alcanzar los 76.000
millones, el Estado se ha visto obligado a sufragar las pensiones con
otras partidas presupuestarias, aumentando el déficit y la deuda a
niveles nunca vistos, pues muchos países (entre ellos Rusia y China) han
comprado deuda a España a cambio de concesiones en sus exportaciones y
régimen económico y fiscal. También la UE ha tenido que adelantar el
reparto europeo de fondos para cubrir el abultado gasto del Estado.
Existen disparidades significativas en las pensiones, dependiendo del
sector laboral y la historia laboral de cada individuo. Esto puede
llevar a situaciones de vulnerabilidad económica para ciertos grupos de
pensionistas, donde mientras unos reciben una prestación que prima la
abundancia, mientras en otras son paupérrimas o tan bajas que no les
permiten llegar a fin de mes ni llenar la cesta de la compra con lo mas
imprescindible. Esto se traduce en menos aportaciones de la gran mayoría
de pensionistas a las arcas públicas mediante el IRPF.
A lo largo de los años, se han implementado diversas reformas para
intentar asegurar la viabilidad del sistema, como el aumento de la edad
de jubilación y cambios en el cálculo de las pensiones. Pero es como la
pescadilla que se muerde la cola. Si alargas la edad de jubilación,
impides que los jóvenes accedan a esos puestos de trabajo que debieran
quedar disponibles a fin de que estos se integren en el tejido laboral y
coticen para sostener el sistema. De ahí que estas reformas a menudo
generan descontento social y no siempre abordan las raíces del problema.
Aunque la gran reforma tendría que hacerse en la administración general
del Estado por parte de gestores ajenos a la política y acabar con el
despilfarro de las cuentas públicas por parte de quienes vampirizan al
sistema y de los que disponen de las cuentas a su libre albedrío,
otorgando puestos en la administración a dedo, nombrando cargos y
asesores a su capricho, con los privilegios y mamandurrias que ello
supone, o como permitir a la Generalitat que abra embajadas en todo el
mundo a costa de los impuestos de todos los españoles. Aquí yo aplicaría
la motosierra de Milei sin dudarlo.
Algunas posibles
soluciones incluyen:
Incrementar las tasas de cotización podría ayudar a equilibrar el
sistema, aunque esto podría ser impopular entre los trabajadores
actuales, que en todo caso no serviría para cubrir todo el monto
necesario para pagar todas las pensiones. Y si se hiciese el peso de
tales cotizaciones debieran recaer sobre aquellos que gozasen de un
status económico por encima de la media.
Políticas que incentiven a las familias a tener más hijos podrían ayudar
a aumentar la base de trabajadores en el futuro. Pero para ello es
necesario que los salarios aumenten, con una significativa
reducción del coste de la vida, no solo con la cesta de la compra, sino
y sobre todo en alquileres y vivienda, a fin de que los futuros papas se
animen a tener descendencia. Tal y como esta la situación nadie se
aventura a tener hijos por la incertidumbre para poder gestionar el
coste de una nueva criatura.
Explorar otras formas de financiación, como planes de pensiones privados
o sistemas de ahorro individual, podría complementar el sistema público.
Sin duda alguna y esta s la asignatura pendiente. Reducir el coste de
una administración elefantiásica, donde sobran mas de 2 millones de
funcionarios, asi como muchas instituciones públicas totalmente
prescindibles (Senado, Tribunal de Cuentas, etc, etc,) reducir el numero
de asesores, directivos, cargos públicos nombrados a dedo, mas de la
mitad de los políticos, etc, etc...... y posiblemente tendríamos dinero
suficiente para soportar el sistema de pensiones en el futuro. Y sobre
todo las dádivas y prebendas que el actual gobierno hace tanto al Pais
Vasco como a Cataluña, que suponen una sangría considerable de las arcas
públicas.
Fomentar la educación sobre la planificación de la jubilación puede
ayudar a los ciudadanos a prepararse mejor para su futuro financiero. En
todo caso serviría para aquellos que gozan de un status y salario por
encima de la mayoría de ciudadanos. Pero esto no serviría para mejorar
el sistema de pensiones, solo aseguraría de forma individual la
situación de esas personas.
La reforma de las pensiones
El Pacto
de Toledo
se propone la puesta en marcha de un paquete de medidas complementarias
entre sí que serán elevadas
al diálogo social e
incluyen:
1.- la separación de fuentes de financiación.
2.- la puesta en marcha de un mecanismo de revalorización
de las pensiones que garantice el mantenimiento del poder adquisitivo.
3.- la
continuación del proceso de acercamiento de la edad efectiva de
jubilación a la edad legal a través de incentivos a la demora de la
jubilación y ajustando los elementos distorsionantes en la regulación de
las jubilaciones anticipadas.
4.- adecuación a los nuevos modelos de
carrera profesional del periodo de cómputo para el cálculo de la pensión
de jubilación.
5.- la integración y convergencia de los distintos
regímenes de pensiones, como los de los autónomos.
6.- la revisión del
sistema de previsión social complementaria, fomentando su desarrollo en
el ámbito de las empresas.
Sin embargo,
nada de esto será posible, si no se aborda la reforma de la
administración pública. Es primordial acabar con el despilfarro, las
prebendas, los privilegios, la corrupción, los carguitos, la
malversación, las corruptelas, las poltronas, los amiguismos, las
ínfulas de los nacionalistas (que vampirizan las arcas) y sobre todo
reducir el aparato del Estado a la mitad.
La
colaboración entre el gobierno, los trabajadores y los empleadores será
clave para encontrar soluciones efectivas que aseguren un futuro digno
para todos los pensionistas. Pero sobre todo, el Gobierno debe utilizar
la tijera para eliminar del sistema a tanto parásito político como hay
en la actualidad, así como instituciones prescindibles, y concesiones a
regiones que gravan muy negativamente la economía del Estado (vs.
Cataluña y el País Vasco). Soluciones las hay. Necesitamos un político ,
honesto, integro y valiente que aplique sin titubear las medidas
drásticas, que son mas necesarias que nunca.
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